Las ondas UVC, con esta propiedad “C” tiene efectos germicidas, en la frecuencia de 260 nanómetros, por tanto, su nivel de efectividad contra patógenos y virus es de 99%. Las ondas de UV destruyen el ADN de los microorganismos, causando la muerte de la célula o haciendo imposible su reproducción (división de la célula). En el caso de los virus, inactivan el ARN y ya no se pueden copiar.
La empresa Westinghouse fue la primera en lanzar una lámpara de vapor de mercurio a baja presión a principio de los años 30 del siglo XX para fines comerciales. Consecuentemente, las
lámparas ultravioletas, también conocidas como
lámparas germinicidas, ya forman parte de las tareas cotidianas de la medicina, el tratamiento de aguas y sistemas de purificación, aplicaciones industriales de curado, así como de desinfección y esterilización.
Recientemente se introdujeron estos dispositivos en México, específicos para esterilizar y desinfectar ambientes y superficies.
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